Hay consejos que son muy antiguos para evitar consumir de
forma desenfrenada, como por ejemplo el típico de... “antes de salir de casa,
elabora una lista de lo que necesitas e intenta no ir a hacer la compra con el
estómago vacío”. No por ser viejos son poco eficientes. Síguelos y verás como
reduces tu compra y te lo agradece tu bolsillo.
Igualmente, dentro de nuestra responsabilidad como
consumidores y consumidoras, nuestra primera pregunta debe ser ¿realmente
necesito esto?
Si la respuesta es sí, entonces es muy importante valorar
el empaquetado de los productos. Evita aquellos que rodean al producto en
bolsas individuales que a su vez están en bolsas de pares, para luego agruparse
en una bolsa común introducida en una caja y rodeada de un envoltorio de
plástico...
Otra de las cosas que debemos hacer es intentar reducir
el consumo de productos de un solo uso, por ejemplo las servilletas de
papel. Las servilletas de tela son más bonitas, más suaves y más elegantes.
Aunque parece un engorro su lavado, caben en cualquier hueco de la lavadora que
vayas a poner, y si las cuelgas bien no es necesario que las planches. Retoma
artículos como las servilletas o los pañuelos de tela que teníamos en todos los
hogares, y que poco a poco ha ido desapareciendo.
Recuerda, después del primer paso: analizar si realmente
necesitas una cosa, puedes intentar buscar esa misma cosa procedente de procesos
de producción responsables como productos ecológicos, de comercio justo, etc.
Te ofrecemos un enlace a un portal específico de la Región de Madrid donde nos
ofrecen los lugares y los tipos de productos que podemos adquirir bajo estos
criterios, y nos dan consejos para
aumentar nuestra responsabilidad como personas consumidoras:
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